jueves, 24 de febrero de 2011

El matrimonio en Utopía

Estoy leyendo la Utopía de Tomás Moro. He llegado a la parte del sexo. Creo que aquí flaquea esa utopía. Los utopianos son partidarios de las relaciones monógamas. Es más son partidarios de la virginidad de la mujer – la única comprobable – antes del matrimonio. No están de acuerdo con la separación de los cónyuges, aunque la consienten bajo estrictas circunstancias y la aprobación de un concejo. Castigan severamente las relaciones prematrimoniales y el adulterio.
Encuentro esto ligeramente contradictorio con el hecho de que la familia en realidad sea un grupo familiar en el cual la pareja y los hijos están integrados. Este grupo familiar regido por un patriarca comparten comedor, por ejemplo, y el cuidado de los niños. Incluso las limitaciones de nacimiento se aplican al clan y no a la unidad familiar. Creo recordar que en grupos tribales cuando ocurre esto nunca se tiene muy claro quienes son los padres de qué niños. Es decir que las relaciones de pareja son volátiles.
Volviendo a Utopía, tienen una práctica curiosa: antes del matrimonio los pretendientes han de verse completamente desnudos uno al otro, don Tomás bajo palabra de Hytlodeo, hace una comparación desafortunada con la adquisición de animales, en particular caballos, pero la práctica en sí parece justa. No está bien que los futuros cónyuges no tengan claro qué es lo que se llevan a casa para toda la vida. No parece haber una inclinación, las ventajas y los castigos no distinguen género.
No sé cómo funcionará en Utopía, donde hay una aparente igualdad de sexos –aunque creo haber descubierto alguna singularidad en ese aspecto – pero en nuestra sociedad el matrimonio es claramente un contrato de posesión. Es decir, cada uno de los cónyuges, en particular el hombre, pero la mujer también, no sé si por contagio, cree ser el poseedor del otro, tener derechos sobre él. Esto es lo que hace del matrimonio una institución decadente. A este respecto el hombre está sufriendo un retroceso evolutivo. Al ver que debe disputar con la mujer una independencia social ha dado un paso atrás y ha retomado viejas actitudes que aparentemente habían desaparecido aunque en el fondo lo que ocurría es que las teníamos simplemente obviadas. Desde el momento en que hemos visto que la mujer puede convertirse en un ser completamente independiente en la sociedad nos hemos visto menoscabados, asustados, y, bueno, ahí tenemos las reacciones. En esas reacciones me llama mucho la atención que el hombre demuestra que la familia y los hijos le importan mucho menos que la posesión de la mujer
Una niña de 5 años encuentra a su madre asesinada en Reus

Por cómico que esto parezca, en todos estos casos la verdadera razón  del crimen está en esa frase que siempre hemos pronunciado como un chiste "la maté porque era mía" y ella quería dejar de serlo.

2 comentarios:

  1. Ese sentido patrimonial no es exclusivo de las relaciones amorosas. Cuántas veces no habremos oído a alguién el comentar una barrabasada o pequeño delito cometido con la justificación de "Eso es mio" o "Es mi derecho". El sentido de la propiedad impregna muchisimas de nuestras relaciones y en algunos casos se impone a otros como la el sentido de la justicia, el bien común y aunque parezca mentira incluso al propio interés.

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  2. En efecto, el matrimonio siempre ha sido un contrato de posesión. Dos personas que consienten públicamente en poseerse la una al otra.
    Lo que ocurre es que esa posesión puede malinterpretarse y acabar en las barbaridades que presenciamos todos los días, incluidas la enorme cantidad de muertes por violencia de género.

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