martes, 14 de diciembre de 2010

El roble parlanchín.




Cuenta Alejandro Dolina que en el barrio de Flores se estableció en una ocasión una animada disputa entre Los Hombres Sensibles y Los Refutadores de Leyendas a propósito de un roble que hablaba, según los primeros. Salían al paso los Refutadores de Leyendas argumentando que ese árbol ya había sido convertido en puerta y que, a causa de ello, ya no se trataba estrictamente de un roble. Los Hombres Sensibles replicaban que la madera conservaba la misma naturaleza y que tras golpearla se apreciaba claramente una voz que contestaba: “¿Quién es?”
Los Refutadores de Leyendas, con presunción irónica, apuntaban la extraordinaria semejanza entre la supuesta voz del roble y la del Notario Jiménez que vivía tras esa puerta junto con su hermosa hija Lucía. Añadían los Hombres Sensibles de Flores que el roble no sólo hablaba sino que gemía, a lo que pretendían dar respuesta los Refutadores de Leyendas argumentando que eso solo ocurría después de haberle sido franqueada la entrada a alguno de los novios de Lucía, en estricta ausencia del notario. Creían resolver el enigma señalando que el roble había dejado de gemir tras la marcha de Lucía con uno de aquellos pretendientes, a lo que los Hombres Sensibles replicaban que, como ellos, algunos incluidos entre los pretendientes y otros con expectativas de serlo, el roble había enmudecido de tristeza.
 Lo copié de un relato de Alejandro Dolina en "El Bar del Infierno", adaptándolo a mi gusto. Podemos considerarlo una variante. Nunca un plagio.

1 comentario:

  1. Son maneras de interpretar el mundo, supongo.
    Por lo que sé Dolina siempre saca una visión literaria
    de realidades muy triviales.

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