miércoles, 10 de marzo de 2010

Un pingüino

Tú sólo eres tú mismo en medio de los otros. Tú solo, en tu cabeza, puedes ser cualquier cosa que imagines. O puedes no ser nada, si nada imaginas. En tu cabeza no hay referencias que te limiten, puedes vivir en tu fantasía como un globo suelto zarandeado por el aire; no estás nunca en ninguna parte porque puedes estar en todas. Pero ser todo es no ser nada. Por eso es tan insatisfactoria la soledad.
Estar en medio de los otros implica limitaciones, referencias a las que necesariamente tienes que vincularte. Cómo te comportas con respecto a esas referencias es lo que te va definiendo. Esas referencias son las que te dan la localización. Si eres algo, eres el que eres en medio de la gente.
Cuando te acostumbras a vivir en tu mente y un día comprendes que debes salir, te encuentra con que es muy difícil aceptarte. Todo lo que creías ser en la libertad de tu cabeza se ve matizado por la presencia de los otros. El vuelo libre se convierte en un torpe andar de pingüino en tierra.

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