lunes, 12 de noviembre de 2007

A vueltas con el dinosaurio

Y bien, allí seguía el dinosaurio. Mirándome con asombro como si nunca hubiera visto a un hombre dormir. Miré el reloj y eran las tres de la mañana. Por las persianas se laminaba una luz lechosa interrumpida a intervalos por el despliegue de colores del anuncio luminoso del bar de abajo. Me incorporé en la cama y me encendí un cigarro. El dinosaurio seguía mirándome interrogante. Me acabé el cigarro y fui a la cocina a por agua. Cuando regresé había desaparecido. Volví a meterme en la cama. Pero antes de dormirme estiré la mano y tanteé el aire por el lugar que había ocupado. Tranquilizado cerré lo ojos.

2 comentarios:

  1. Me parece la glosa más genial de todas las que he leído acerca del dinosaurio en cuestión.

    ResponderEliminar
  2. ¿Cabía el dinosaurio en tu cuarto?

    ResponderEliminar