martes, 29 de octubre de 2013

La dialéctica amansa a las fieras.



-¿Y a ti qué te pasa, maricón?
-Yo prefiero el término gueis.
-Y a mí qué, maricón, te llamo como quiera.
-Creo que es más respetuoso.
-Que te respete tu puta madre, maricón.
-Preferiría que moderara su expresión, no quisiera entrar en una dialéctica airada.
-Qué estás diciendo, maricón.
-Si persiste, tendré que tomar medidas defensivas. Orales por supuesto,  no soy partidario de la violencia.
-Qué vas a hacer, maricón, ¿me la vas a chupar?
-No, llamaré a ese amigo mío para que te corte la polla y te la meta en la garganta hasta que te asfixies. Es un experto haciendo esas cosas. Trabajó para un Cárter colombiano.  Un espectáculo fascinante. Apostamos a ver de qué mueres primero, si asfixiado o desangrado.  Casi siempre pierdo, él tiene más experiencia. Y muchos mueren del corazón, será cosa de la impresión.
-Bueno, tampoco es para ponerse así. Solo estaba bromeando.
-No. Si yo me he divertido.
-Bueno, pues, si no dispone de otra cosa… me voy
-Encantado de conocerte, muchacho. No me olvidaré de ti.

lunes, 28 de octubre de 2013

Sucinta declaración de amor a José Eduardo Agualusa

Hay veces, no muchas veces, que uno se tropieza con un autor con el que se siente tan a gusto que piensa, “si yo fuera escritor, me gustaría escribir así”. La mayoría de las veces, con la mayoría de escritores, uno se siento de diferente manera: este me gusta, este no me gusta, a este lo detesto, este estilo se asemeja a lo que yo me siento capaz de hacer, este otro, hasta es malo con respecto al mío, el de más allá es simplemente perfecto. Pero no siente uno aquello, aquella familiaridad, aquel reconocerse a sí mismo en lo que está leyendo, en la historia que se cuenta, en la manera de contarla, en el vocabulario y las expresiones utilizadas, hasta en la ligera melancolía que se destila. Si yo fuera escritor, me gustaría ser José Eduardo Agualusa, pero no me importa no serlo, porque ya lo es Jose Eduardo Agualusa. De otros escritores siento envidia, quisiera llegar a perpetrar historias con la facilidad y la paciencia y el trabajo con que un García Márquez o un Cortázar, un Pynchon o un John Irving, un Joyce o un Roberto Arlt perpetraron las suyas. Y me siento frustrado por no sentirme capaz de ello. Pero con Agualusa no me siento así. Con Agualusa siento que todo está bien, que él haya escrito estas historias y que yo sea el que las lea, y que muy bien podía haber sido al revés, pero que eso no importa demasiado. Me siento cómodo con Agualusa; en casa. Gracias tío.


El juguete rabioso

Este es el final de una reseña/recordatorio/reflexión que he escrito sobre El juguete rabioso de Roberto Arlt

Creo que resumiría la novela en la frase de Piglia en el prólogo: “Hace falta un lector apasionado e ingenuo que encuentre en los libros la autenticidad que la realidad no tiene”. Esta es la vida de Silvio, una búsqueda del drama con que dar color a una vida desangelada, gris, miserable, en la que se encuentra irremediablemente atrapado.  


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sábado, 26 de octubre de 2013

Siempre Zitarrosa.


Qué debo hacer para que en tu jardín
cultives una flor extraña para mí
yo ya no puedo amar mejor a nadie
solo así.


Siempre digo “no admiro a nadie”.  Porque tengo siempre presente la  dicotomía entre el autor y el hombre. Y sin embargo hay dos autores en los que, cuando pienso en ellos –tal vez me engañe, seguro me engaño, la realidad es tan sucia- no puedo distinguir esa diferencia: Zitarrosa y José Martí. Ambos me parecen de una capacidad de ternura infinita unida al mismo tiempo a una voluntad de ser, de independencia, de reciedumbre. Admiro en ellos la virilidad y la fuerza que quisiera cultivar en mí. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Retrasos

Inspirado en una idea de Calamardo en un comentario en el post anterior:

A veces tengo la impresión de vivir con retraso mi vida. Mientras está ocurriendo no estoy allí; está mi cuerpo, sí, pero no yo. Para cuando llego, ya todo ha pasado. Solo puedo recordar, mirar los recuerdos como en una película. Lamentar lo que dije o cómo lo dije, o lo que no hice o lo que hice mal y hubiera hecho mejor si hubiera estado allí. Y me desespero porque es otra oportunidad de vivir a tiempo que se me ha pasado. Y me prometo, siempre me prometo cosas que no sé si voy a cumplir, me prometo que la próxima vez llegaré a tiempo.

lunes, 21 de octubre de 2013

Olvidos

No la recuerda. La mira, pero no la recuerda. Ella insiste. Que sí, que soy yo. Tienes que acordarte. Él le pide perdón, pero no la recuerda. Empieza a fastidiarle. Pero ella no cede. Tienes que acordarte. Y los ojos se le empañan. Él se ablanda. A lo mejor no soy yo. Se ha equivocado usted. Pero no, ella está segura. Habla llorando. Tanto he cambiado. Él no puede decirle nada. La mira llorar. Lo siento. Ella hace un gesto con la mano. Él se aleja. La observa desde la distancia. Aún llora.


Él la recordaba. Recordaba a aquella niña de la que la mujer hablaba. Fue su primer amor. No su primera novia. Con ella aprendió que el amor era amargura. Arrastró esa enseñanza toda su vida. La recordaba, sí, pero no reconocía a aquella niña en esa mujer saturada de tiempo y vulgaridad.

Balada de la Primera novia, de Alejandro Dolina. Lectura de Riforfo Rex

En el aire


Está en el aire
no depende de ti ni de mí
está en el aire
nos impregna o no a capricho
no elegimos
solo padecemos no haber sido elegidos
y nos golpeamos la cabeza intentando comprender
lo que no tiene sentido
está en el aire y no hay nada que puedas hacer
salvo estar sin saber dónde
del aire baja cuando quiere
no hay nada que podamos hacer
salvo padecer y pasar a otra cosa
cuando haya pasado
si pasa y no se queda
que ya ha pasado

domingo, 20 de octubre de 2013

Going Postal (2010)

 frases de la película que me sorprendieron:

Encomiendo mi alma a cualquier dios que pueda encontrarla.
Fue el beso más hermoso que jamás dejaron de darme.
Solo un académico puede afirmar lo obvio y hacerlo pasar por sabiduría.
Cómo se atreven los dioses a trabajar en mi contra, no recuerdo haberles dado permiso.
Parece que se ha dado usted un buen chapuzón, le dijo el pez al hombre con un peso atado a los pies.


Basada en una novela de Terry Pratchet

jueves, 17 de octubre de 2013

El Quijote

Algunos títulos de la segunda parte que llaman la atención:

Capítulo IX-2. Donde se cuenta lo que en él se verá
Capítulo XXIV-2. Donde se cuentan mil zarandajas tan impertinentes como necesarias al verdadero entendimiento desta grande historia
Capítulo XXXI-2. Que trata de muchas y grandes cosas
Capítulo XL-2. De cosas que atañen y toca[n] a esta aventura y a esta memorable historia
Capítulo LIV-2. Que trata de cosas tocantes a esta historia, y no a otra alguna
Capítulo LXVI-2. Que trata de lo que verá el que lo leyere, o lo oirá el que lo escuchare leer
Capítulo LXX-2. Que sigue al de sesenta y nueve, y trata de cosas no escusadas para la claridad desta historia

miércoles, 16 de octubre de 2013

Qué gran dinamizadora cultural es la muerte


La muerte está resultando una gran alcahueta, una gran maestra de ceremonias: solo cuando se muere alguien me llegan noticias de su existencia, que ya pasó. Aunque ya hace unos días que supe que se había muerto solo hoy me he dado por enterado y me he ido a internet a ver quién era este poeta JorgeLagos Nilson

Quiero una mujer que sueñe mis sueños en colores
que se desnude con gracia que venga a mi ceguera terrible
para saber que no importa vivir en vano



Plagio de mi propio blog

Un estudiante aplicado

Te aprenderé como un alumno aplicado
porque me he propuesto ser un experto de ti.
Enterraré mis codos en la mesa
y leeré cada detalle de tu cuerpo; relacionaré cada parte con el todo
y la mitad con lo de más allá.
Me aprenderé cada expresión, cada gesto,
cada insinuación y cada risa,
y hasta la manera que tienes de quitarte los zapatos
y como te llevas la cuchara a la boca.
Catalogaré tus miradas,
tus pecas, los pliegues de tus articulaciones,
tus dientes y las papilas gustativas de tu lengua.
Me adentraré en los misterios de tus silencios
y desvelaré tus omisiones en la conversación.
Revelaré tus pensamientos más íntimos
y los clavaré con chincheta ordenados por colores.
No habrá nada de ti que se me oculte,
porque me volveré tú
y hasta tú cuando digas yo
pensarás en mí.



Me apetecía recuperarlo.

viernes, 11 de octubre de 2013

y Cracovia



Cualquier libro con personaje femenino
El dolor
Dormir
Despertar
Escribir
Una madre con su niño
Un avión que pasa
Una exposición de pintura
Fumar bajo las estrellas
Regar las papas
Comer pescado asado
Un cumpleaños
El servicio de correos
Un paseo por la sección de ropa femenina (juvenil)
Cierta carrera universitaria
Las estrellas
Una flor de la que me acaban de decir su nombre
Una cama deshecha
Mirar dormir a alguien
Caminar por una ciudad que no conozco
Cada ciudad, o barrio, o esquina que no haya visto antes
Todas las plazas del mundo con sus bares y terrazas
Todos los aparcamientos subterráneos
Pasear de noche y detenerme a mirar un escaparate iluminado mientras fumo
Los hoteles
Los aeropuertos
Los autobuses (no las guaguas)
Los parques y jardines
Comer solo en un restaurante
El sexo anal
Las parejas de enamorados.
Beber cerveza solo o en compañía
Todo tipo de drogas que no he probado que son casi todas
Australia
Nueva York
Cracovia


y los castillos moros
y las ciudades antiquísimas de costa

Días como este






Cuando no siempre llueva habrán días como este
Cuando nadie se queje habrán días como este
Cuando todo esté en su sitio con la simplicidad de un interruptor
Bueno, mi madre me lo decía, habrán días como este.

Cuando no tengas que preocuparte habrán días como este
Cuando nadie tenga prisa habrán días como este
Cuando todas las partes del puzzle empiecen a encajar
Entonces tendré que recordar que habrán días como este

Cuando no necesites una respuesta habrán días como este
Cuando no te tropieces con un oportunista habrán días como este
Cuando no seas traicionado por el beso del viejo Judas
Oh, mi madre me lo decía, habrán días como este

Cuando todo viene de frente y no hay truco en la partida
Cuando no tengas que sortear las patadas de los vividores
Cuando no sea asunto de nadie la manera en que decidas vivir
Tendré que recordar entonces que habrán días como este

Cuando nadie pisotee mis sueños habrán días como este
Cuando la gente entienda lo que quiero decir habrán días como este
Cuando empieces a conseguir que las cosas cambien
Bueno, ya mi madre me lo decía, habrán días como este.



Y bueno, no sé bien a qué se refiere Van Morrison con Días como este, pero hoy, al entrar en el garaje, me he cargado una rueda. En cuanto a mi madre, era bastante agorera, si algo me decía es que sólo tendría días como este. Afortunadamente se equivocaba, aunque no mucho.

jueves, 10 de octubre de 2013

Presentimiento

Un poema medio mal traducido de Kaká Barbosa, el poeta caboverdiano

Tiene octubre sorpresas que hieren
Tiene días y horas que maltratan
Tiene itinerarios vacíos de alegría
Tiene en la boca maguas que matan

Es por el sueño que la vida hace el camino
Es por el no que el amor ama su dolor
Es por la distancia que la alegría es si no
Es por la piedra que la estrella calla al pastor

Ayer el poema embriagado en el placer
de viajar el beso en la pantalla de tu móvil
Hoy presente lo que está por llegar

Importa y es duro dolor lo que queda por decir
del tiempo suspendido por la palabra inmóvil
que Si & La entierran en el Do el dolor de amar

El poeta tenga a bien disculparme la osadía.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Nada me falta

Yo me gano los garbanzos de una infeliz manera (Alonso Quesada prefería el pan).
Nací en el lado bueno del mundo. Gran privilegio que me obliga a ser feliz.
El Estado es mi pastor, nada me falta. Me pastorea y me lleva por dónde quiere recordándome a cada paso cuánto bueno ha hecho por mí.
A cambio solo me pide que me someta a sus reglas, a su prisa, a sus impuestos. Que no me queje demasiado -nada me falta- y que vote a final de legislatura -por los mismos si es posible o me sobrevendrá un Apocalipsis Final.
Sigo las reglas, me caso, tengo trabajo, procreo. Hasta paseo un perro cada mañana -nada me falta.
Y huyo. Mi pequeña puerta escondida tengo y a través de ella me escapo a otros mundos que sé mios, hechos para mí. También ellos crearon para mí esa puerta y me dejan usarla -puedo comprar muchas puertas y hasta robarlas porque eso también está en el plan.
Cumplo y cumplen, todo se desarrolla de una manera satisfactoria, ya digo, estoy en el lado bueno del mundo, que no es precisamente el más amplio.
Otros padecen hambre, se matan, por odio o por placer, de matar, sufren todo tipo de carencias... Aquí mismo, algunos de mis amigos y parientes se levantan cada día temiéndose cómo acabará y qué va a ser de ellos mañana.
Y yo, maldito desagradecido, teniéndolo todo, estoy triste.

martes, 8 de octubre de 2013

El señor de la mesa de al lado

En lo que ella se levantaba y se duchaba, yo bajé a la cafetería de enfrente del hotel a tomarme un café. Pedí para ella un cortado para llevar y elegí unos dulces de los que tenían dispuestos sobre el mostrador para el desayuno. Cuando regresé a la habitación aún estaba a medio vestir. Se tomó el café, pero no le apetecía comer y se guardó los dulces para el tren. Aún había tiempo, pero yo empezaba a ponerme nervioso. Los viajes siempre me ponen nervioso, por el compromiso de estar a una hora determinada en un lugar preciso. Ella, más experimentada en viajes, se burlaba de mis prisas y yo, por no molestarla refrenaba mi impaciencia. Mi avión salía dos horas más tarde que su tren.
Recogimos las maletas y bajamos en ascensor. Nos abrazamos y nos besamos frente al espejo, como siempre. Mientras yo arreglaba los últimos trámites en la recepción, ella esperaba junto a las maletas en la puerta. Luego nos dirigimos andando hasta la boca del metro que estaba muy próxima.
Llegamos a la estación con casi una hora de adelanto. Nos acercamos a confirmar la salida del tren y luego nos dirigimos a la cafetería. Hablamos. Y toda la conversación fue una despedida. Pero en ningún momento nos dijimos adiós. En la mesa de al lado, un señor de barba y largo sobretodo anotaba en una libretita mientras fumaba interminablemente. Tenía la incómoda sensación de que nos espiaba.  Una mendiga africana se nos acercó y nos pidió dinero. Yo traté de ignorarla para que se fuera, pero ella buscó en su bolso, sacó los dulces que yo le había comprado por la mañana y se los ofreció. La mujer los rechazó. Siguió pidiendo dinero. Ante nuestra negativa hizo un gesto de desprecio y se dirigió al señor de la mesa vecina. Este se mantuvo inclinado sobre su libreta sin hacerle caso. Después de un rato nos levantamos y nos dirigimos en silencio hasta la entrada a los andenes. El hombre alzó la cabeza y nos miramos. Un último beso, ligero. Y desapareció por las escaleras. Me di la vuelta y el hombre estaba allí. Lo saludé con un gesto brusco de la cabeza. “Estag vivo paguece siemprge el prgecio de algo(*)”, dijo. Lo miré con recelo y me alejé.

(Dedicado a Juanjo de quien fue la idea original)




(*)cita de otro autor

lunes, 7 de octubre de 2013

Días Contados

Los días están contados. Toso y me lloran los ojos por el polvo del camino que levantan los vehículos que saben adonde van. Yo jaleo a mi asno que, cuando se harta de mis gritos, gira levemente la cabeza y mirándome con un solo ojo parece preguntar: ¿adónde vas tú? Yo bajo los ojos confesando que no lo sé, aflojo un poco las riendas y le dejo ir a su aire. Los días están contados, pero cuántos hay no lo sabemos. Bienaventurados los que ya saben lo que hay al final del camino, los que pronto llegarán. Ahora voy a detenerme porque otra vez he perdido el rumbo. ¿Qué saben otros que yo no sé? Eso me pregunto mirándoles correr, levantando a su paso nubes de polvo que suavemente se va depositando sobre mi asno y sobre mí. Y no me preocupo demasiado en averiguarlo. (“Y por qué cuento los días, qué más me da cuántos queden, cuántos han pasado ya. Se me contagia su prisa sólo como enfermedad, no como curiosidad. Creo saberlo todo. Creo saberlo todo y no me gusta. No me gusta creer saberlo todo y no me gusta que no me guste lo que creo que sé. ¡Vamos, burro!”)






viernes, 4 de octubre de 2013

fuese y no hubo nada.

Desde que la oí me gustó esta expresión que representa la banalidad de un suceso que previamente, y en apariencia, pudiera representar algo significativo.Hoy me ha dado por preguntarme de dónde la he sacado y esto es lo que he encontrado:




AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA (Miguel de CERVANTES)
Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla,
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y nobleza!
Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria, donde vive eternamente.
Ésto oyó un valentón y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado,
Y el que dijere lo contrario, miente."
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
 



Me viene a la mente ahora la imagen de Sánchez Dragó, que fue al que se la oí, la expresión, o se la leí, sin duda en Gárgoris y Habidis.